LA VIRGEN DE LA FUENSANTA
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TEXTO DE ALEJANDRO ROMERO CABRERA
CATEDRAL DE MURCIA
CRISTO DE LA MISERICORDIA
EL SANTO ROSARIO
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TEXTO DE ALEJANDRO ROMERO CABRERA

Estamos en Septiembre, mes dedicado en Murcia a venerar especialmente a la que desde 1731 es considerada “Patrona Principal de la Ciudad de Murcia” (como reza en su correspondiente apartado del oficio litúrgico y de horas de la Iglesia Católica para la Diócesis de Cartagena), la Santísima Virgen María de la Fuensanta, cuya Festividad se celebra desde mediados del Siglo XVIII en el domingo siguiente al día 8 de Septiembre, teniendo además, para las iglesias inscritas en la Ciudad de Murcia carácter de “Solemnidad”, por encima de la liturgia propia de dicho domingo para el resto de la Iglesia.

Esta breve contextualización en el tiempo actual hace que sea muy interesante el conocer diversos datos de la historia de nuestra Patrona, que han ido desembocando en las celebraciones actuales que le dedicamos. En nuestros días ya está enraizada la costumbre de que la Virgen de la Fuensanta baje a Murcia dos veces fijas cada año (con motivo del Aniversario de su Coronación Pontificia y con motivo de su Festividad), pero esta costumbre es bastante más reciente de lo que se piensa popularmente y queda considerablemente alejada de la primera vez que bajó nuestra Patrona (aun sin serlo) a Murcia, el 17 de Enero de 1694. Desde esta fecha hasta 1780[1] las bajadas de la Virgen de la Fuensanta a Murcia eran según la demanda que hubiera de rogativas, bien por lluvia, epidemias, malas cosechas, etc., sin haber fecha ni cantidad de traslados estipulados y organizados de antemano.
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Así, hay años que bajaba y se quedaba en Murcia todo el Invierno, años en que bajaba varias veces; en unas ocasiones lo hacía en romería pública y en otras era trasladada de forma privada por el Cabildo, para presidir en la Catedral las rogativas o para festejar nacimientos reales, acontecimientos históricos, etc. También en años extraordinarios era traída a la Ciudad para participar en la Procesión General del Corpus Christi.

Todo fue así hasta que el Cabildo Catedralicio, reunido en la Sala Capitular de la Catedral el 14 de Agosto de 1780[2], decidió y acordó que la Fiesta de la Virgen de la Fuensanta no se hiciese más en su Santuario, “como era costumbre todos los años”. Dicha decisión fue comunicada al Concejo y la imagen fue trasladada desde su Santuario el 9 de Septiembre de 1780, para celebrar en la Catedral su Festividad con una solemne Función.

Esta es la fecha, por tanto, del primer traslado fijo de nuestra Patrona a Murcia, que se ha venido realizando sin falta hasta nuestros días y que conllevó el traslado de la antigua Feria de San Miguel a las fechas en que hoy sigue realizándose la Feria de Murcia, entorno a la Festividad de nuestra Patrona. Este primer traslado oficial y fijo de la Virgen de la Fuensanta con motivo de su Festividad, no fue en romería populosa, pero tampoco privado, sino en una forma que daban en llamar “de sigilo”. Esto es, el anda con la imagen, acompañada de numerosos hachones encendidos, salió del Santuario a la 1’00 de la madrugada, llegando a la Catedral alrededor de las 4’00 h. de la mañana.

Una vez tuvo lugar la primera Función Solemne de la historia del día de la Fuensanta en la Catedral, los cabildos Catedralicio y Municipal acordaron que la Virgen de la Fuensanta permaneciera en Murcia como rogativa por la falta de lluvia. Quedó en la Catedral hasta el 9 de Noviembre del mismo año, día en que, a las 3 de la tarde, fue llevada en “Procesión General” por el Cabildo hasta la Iglesia de Jesús[3]. Una vez allí, la Virgen y el Cabildo entraron a la Iglesia, y volvieron a salir acompañados de la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno. Se formó procesión conjunta (Cofradía y paso de Jesús, seguida de Cabildo Catedralicio y paso de la Fuensanta) en dirección a la Catedral[4]. Las dos veneradas imágenes quedaron en rogativa en la Catedral, hasta que el 8 de Diciembre llovió y se pudo sembrar.

Como acción de gracias tuvo lugar una solemne función el 14 de Diciembre, tras lo cual, se volvió a acudir a la Iglesia de Jesús solemnemente para dejar en su casa al Nazareno, acompañado de la Fuensanta. El orden de procesión fue el mismo. La Virgen de la Fuensanta volvió a entrar a casa de su Hijo, y ya sola con su Cabildo y los fieles volvió a la Catedral[5] en “vistosa” y populosa procesión. El 22 de Diciembre, tres meses y medio después de ser trasladada a Murcia, volvió en romería a su Santuario.

Otro dato muy interesante para los fieles devotos de la Patrona de Murcia es que, a finales del Siglo XVIII, concretamente en 1788[6], tuvo lugar la primera Procesión Claustral de nuestra Patrona por dentro de la Catedral, solemne acto que seguimos celebrando en la actualidad cada año. Fue su primera Procesión Claustral y, además, histórica, ya que a dicha procesión por las naves catedralicias[7] y posterior Función a la Virgen de la Fuensanta, acudió y participó de nuevo la imagen de Ntro. Padre Jesús. Tras la Fiesta, volvió a organizarse una rogativa, pero esta vez quedando sólo en la Catedral la imagen de la Patrona, la cual regresó a su Santuario el 9 de Diciembre, después de haberse suspendido dicha romería el día 4 del mismo mes debido a las fuertes lluvias.

Como se ve en esta breve colaboración, la estrechísima unión de las históricas y veneradas imágenes de Jesús y la Fuensanta era más que palpable. Así mismo queda claro que, tanto la costumbre de traer a la Virgen de la Fuensanta con motivo de su Fiesta en Septiembre, como la de hacerle una procesión claustral, datan de finales del Siglo XVIII, y esta forma de traslado/romería fija estuvo conviviendo con las diversas rogativas según la demanda, hasta que el III Domingo de Pascua de 1927, la Patrona de Murcia fue coronada pontificiamente en la Ciudad, acontecimiento que revolucionó religiosa, social y culturalmente a toda Murcia y que propició la creación de una segunda bajada de la Virgen a la Catedral, tal y como se hizo aquel año: en Cuaresma, Semana Santa y parte de la Pascua. Espero que esta pequeña colaboración sirva para que todos vivamos con un mayor interés, si cabe, estos preciosos días septembrinos de veneración a la Virgen de la Fuensanta, conociendo así el origen de dichas celebraciones. TEXTO DE ALEJANDRO ROMERO CABRERA. (Información ha sido facilitada por su publicación en la Red)
 

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